El día había llegado y el sol estaba dando su calor con mucha fuerza. Almendra miraba su despertador, eran las ocho y trenita de la mañana. Con su ojos cansados por las largas hora de estudio que tuvo en la noche.
Almendra es la niña de la casa, es la segunda hija de una familia con muchos recursos económicos. Cursa Primer año de Psicología en la universidad de la ciudad. Tiene muchos amigos y a pensar de su corta edad es una mujer muy madura, pues la muerte de su padre a una corta edad le abrió el camino a la independencia emocional que ella tenia. En su infancia había viajado mucho con su familia, conocía muchos países y hablaba el ingles a la perfección. Almendra era una joven ordenado, con sus sueños muy claros en ese minutos, con una visión de vida más elevada que otras jóvenes de su edad.
Sus sueño no eran muy irreales. Por un lado sacar su carrera y después establecerse como una mujer independiente. Aún su sueño de tener familia no a la atacaban es ese instante, pero, sabia que si se presentaba la oportunidad de amar la iba a tomar para no sentirse tan sola como en ese instante se sentía. La muerte de su padre le había dejado un hueco en su corazón que no lo había podido llegar. Había tenido novios en su juventud, pero el modo infantil que rodeaba a sus novios no la complacían. Hasta el momento sus estudios eran lo único que tenían su mente ocupada, para así no sentirse tan vacía por dentro.
Esa mañana Almendra tenia clases a las diez de la mañana. La universidad no le quedaba muy lejos, así que tiempo para preparar sus cosas le sobraban. Su madre que a esa hora ya se encontraba en el trabajo le había dejado el desayuno preparado en la cocina de la casa. Lo tomo con mucha calma, cuando en ese instante sueña el teléfono, era su amiga Sophia que en ese instante le comunicaba que la pasaría a buscar en unos 5 minutos más.
Estando el la u ella se sentía muy completa, tenia a sus compañeras que le aportaban gran parte de la alegría que necesitaba para vivir. Siempre se reunían al pies de una árbol a contarse sus intimidades y después de eso se reunían en la cafetería de la universidad para discutir sobre la materia o colocarse de acuerdo en alguna prueba.
Almendra vivía sin mayores preocupaciones, lo tenia todo, sentía que su vida estaba bien dirigida y que ya nada la iba a cambiar.
Almendra es la niña de la casa, es la segunda hija de una familia con muchos recursos económicos. Cursa Primer año de Psicología en la universidad de la ciudad. Tiene muchos amigos y a pensar de su corta edad es una mujer muy madura, pues la muerte de su padre a una corta edad le abrió el camino a la independencia emocional que ella tenia. En su infancia había viajado mucho con su familia, conocía muchos países y hablaba el ingles a la perfección. Almendra era una joven ordenado, con sus sueños muy claros en ese minutos, con una visión de vida más elevada que otras jóvenes de su edad.
Sus sueño no eran muy irreales. Por un lado sacar su carrera y después establecerse como una mujer independiente. Aún su sueño de tener familia no a la atacaban es ese instante, pero, sabia que si se presentaba la oportunidad de amar la iba a tomar para no sentirse tan sola como en ese instante se sentía. La muerte de su padre le había dejado un hueco en su corazón que no lo había podido llegar. Había tenido novios en su juventud, pero el modo infantil que rodeaba a sus novios no la complacían. Hasta el momento sus estudios eran lo único que tenían su mente ocupada, para así no sentirse tan vacía por dentro.
Esa mañana Almendra tenia clases a las diez de la mañana. La universidad no le quedaba muy lejos, así que tiempo para preparar sus cosas le sobraban. Su madre que a esa hora ya se encontraba en el trabajo le había dejado el desayuno preparado en la cocina de la casa. Lo tomo con mucha calma, cuando en ese instante sueña el teléfono, era su amiga Sophia que en ese instante le comunicaba que la pasaría a buscar en unos 5 minutos más.
Estando el la u ella se sentía muy completa, tenia a sus compañeras que le aportaban gran parte de la alegría que necesitaba para vivir. Siempre se reunían al pies de una árbol a contarse sus intimidades y después de eso se reunían en la cafetería de la universidad para discutir sobre la materia o colocarse de acuerdo en alguna prueba.
Almendra vivía sin mayores preocupaciones, lo tenia todo, sentía que su vida estaba bien dirigida y que ya nada la iba a cambiar.
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