Sendero al olvido

Pasa el día escribiendo canciones, poemas, en su mente tenía miles de sueños, luchaba por casa cosa que se le presentaba en su vida, su temperamento se lo exigía y aun se lo exige. Recuerdo hace unos años tras cuando él tenia 20 años, con todas las ganas de vivir, enfrentando una vida plena, con el corazón lleno de amor, de fantasías y de anhelos, tuvo que enfrentar una enfermedad, una cruel y triste enfermedad.

Era invierno, el fue al doctor por que uno de sus testículos se le había hinchado más de la cuenta. Por temor no le había contado nada a nadie, solo pidió hora para el urólogo. Al llegar a la consulta lo recibió un doctor con cara de militar, con el pelo con mucha gomina y unos bigotes que le recordaban a Pinochet, el lo examino, y al tocar su testículo ya sabia cual era la enfermedad pero lo oculto hasta que llegaron los exámenes de sangre, cuando los resultados llegaron el diagnosticó fue lapidario, un cáncer testicular que le cortaba el sueño y ponía en pausas todos sus planes. Sin tener otro camino el tendría que operarse para extirpar el testículo derecho que tenia el tumor. La operación resulto de gran existo, el testículo ya no estaba, pero eso a el no le importaba, sabia que podría vivir sin ese gran amigo del hombre. Después de esa operación vinieron otros exámenes para confirmar que el tumor no se había ramificado, pero, las cosas no son como el quería, todo le confirmaba que si existía metástasis y tendría que enfrentar un periodo largo de quimioterapia, el cual llevaba consigo todas las complicaciones que tiene este tratamiento, sus temores se agrandaron, pero la fe siempre estuvo presente. Atrás tendrían que quedar los sueños, este periodo tendría que vivirlo él, sabia que para vivir tendría que luchar día a día, nunca bajar los brazos, olvidar el temor que tenía dentro de su alma y enfrentarlo con todas las fuerzas que el tenia. Sí fueron 5 meses donde el perdió el pelo, los vómitos eras pan de cada día, su habitación era su mundo donde podría encontrar sus sueños intactos, donde la vida comenzaba y terminaba ahí, no existía la posibilidad de estar con sus amigos, era solo su familia el que le daban las fuerzas necesaria para enfrentar esto, sabia que la recompensa era grande, que esto lo hacia cada vez más fuerte y que el éxito solo dependía de él. Al final de todo este proceso, cuando ya no tenia pelo en ninguna parte de su cuerpo, donde las manos estaban negras y las venas se rompían con el solo hecho de sentir una aguja entrar por la piel, por la acción de la drogas. Ya cuando las fuerzas estaban agotadas recibió en el hospital de Coquimbo la noticia más linda de su vida. Los sueños podrían cumplirse y la vida se veía de otra manera. Las drogas cumplieron su cometido y ya no existía metástasis en su cuerpo. En ese minuto no existía la muerte, las flores tenían otros colores y su música fluía con los ríos interminables, el era el dueño de su vida, tenia todo el poder y el amor para el, sabía que lo que había logrado era muy grande y las ganas de vivir le recobraba todas las fuerzas.