Sendero al Olvido

Es extraño como la vida va juntando a las personas, como aun que uno no quiera saber lo que el futuro les prepara, día a día va experimentando cosas que van cambiando la vida que llevamos hasta ese momento. La cordura nos prohíbe ver más allá de nuestras narices. Vivimos el día a día sin preocuparnos de nuestro alrededor, y sabemos que cada persona tiene algo que contar y nosotros no nos preocupamos de escuchar y miramos a esa persona como un desconocido más, es por eso que me atrevo a relatar un historia que para mi tiene un significado especial.

El tiempo pasaba lentamente los días eran todos iguales, oscuros, casi sin emoción, casi como un reloj que solo sigue su corzo. El era estudiante de ingeniería de un prestigioso instituto nacional, aun que no le gustaba la carrera seguía estudiando para satisfacer su deceso de dinero y ambición, sabia que sin el dinero no podía cumplir su gran sueño. Para el era un rito diario, ir al instituto, estar en las clases y después salir para encontrarse con su gran pasión, con eso que le llenaba el corazón, su razón de vivir, su alegría extrema, eso que solo pueden sentir unos pocos, estoy hablando de la música, eso que le nacía del corazón, que recorría su cuerpo como la sangre, sin la música el no podía vivir.

Él tenía un grupo donde era la primera guitarra, tenia meritos suficientes para hacerlo, con dones de liderazgo fue cultivando su pasión. Todo lo que el decía se hacía, tenia un temperamento más bien extrovertido, casi como un libro abierto, todos podían saber cuando el estaba mal o cuando el estaba bien. Conocía la música como su casa, sabía lo que tenía que hacer y cuando lo podía hacer, tenía el conocimiento suficiente para ser el mejor.

El tenia un gran amigo que en ese tiempo se encontraba fuera de la cuidad, por razones de estudio, ya que en esta ciudad no es encontraba la carrera que el quería, por lo tanto ocupaban el chat como medio de comunicación, se contaban la vida entera, lo que vivían día a día, las tristezas, los enojos, los sueños, todo lo que los grandes amigos se cuentan. Por este medio cambien conoció a una persona súper especial, con la cual podría hablar de muchas cosas, esas cosas que uno guarda muy dentro, y que solo las saca a relucir por que la otra persona no lo conocía de forma física. Cada dialogo que tenían iba forjando una amistad, no era de las mejores, pero iba creciendo.

Concurría el tiempo y estas dos personas se fueron acercando más y más, por esas cosas de la vida llegaron a descubrir que vivían a una cuadra. Sin miedo a lo que podría ocurrir decidieron conocerse, el fue para la casa de ella. Al sabor de un café por fin se pudieron mirar a lo ojos, hablado de sus vidas se fueron conociendo mejor, ella se llamaba Magdalena, era una mujer que voz dulce, que solo con su presencia te entregaba calor y amor, inspiraba confianza y sobre todo tenia un sentido del humor que la caracterizaba. Se llevaron bien desde un principio. El le contó que había tocado un una fiesta con su banda, eso lo colocaba muy orgulloso a el, trataba de traspasarle lo emocionado que estaba tocando. Pasaron la tarde hablado los dos de sus vidas, cosa que nuca habían hecho, al finalizar digo sonriendo. – Por fin pude conocer a la gran Magdalena -. Ella sonrío y le digo.- si esta es la gran Magdalena – y con un beso se despidieron.



El tiempo pasaba, como todos los días, nada nuevo pasaba en la vida de el, recordaba un antiguo amor, que mas bien fue una pasión fugas, que el creía que era amor real, pero en verdad no paso hacer más que un juego, casi como un compromiso consigo mismo. Sabia en el fondo que ese amor solo era pasajero, que más allá le esperaba un amor más grande, con toda la pasión que pudiera existir y se estaba preparando para cuando llegara. Sabia también que no era un hombre muy atractivo y por eso cultivaba más su mente, sabia que era un hombre inteligente y sabia trabajar con las emociones, sabias traspasar los sentimiento a una canción, a un poema, eso no le traía beneficios, pero para lo que el quería era muy necesario.